" No deje que le roben ideas: ¡regálelas, hombre! "


      La vida no es lineal y el talento, tampoco: ¡hay que reinventarse cada día! Nací en un barrio obrero: un mentor supo ver algo en mí. Para descubrir su talento debe hacer un viaje hacia el interior de sí mismo y otro hacia el exterior. No deje que le roben ideas: ¡regálelas, hombre!.

                                   Sir Ken Robinson, formador de innovadores
Entrevista en “La Contra” de “La Vanguardia” 23.12.2010
La mayoría de la gente no disfruta de su trabajo...
 ... Si es que tiene la suerte de tener uno.
O la desgracia de conformarse con cualquiera. Afortunadamente, también
conozco gente que goza con lo que hace.
¿Cómo lo lograron?
Todos tienen en común que encontraron su elemento: ese lugar del que le hablaba donde coinciden tus habilidades con tus aficiones; lo que sabes hacer con lo que te gusta.
No todos nacen talentudos...
Es que todos tenemos talento si sabemos descubrirlo. Algunos con suerte lo descubren ya de niños con facilidad y el apoyo de su entorno y otros deben esforzarse para hallarlo: a veces contra su familia y amigos.
Y hay profesiones que son pura rutina.
No hay tareas rutinarias; sólo hay modos rutinarios de hacer una tarea.  Piense en cocinar, por ejemplo: puede ser un obligado aburrimiento o una creación excelsa.
Si todos tuviéramos un talento diverso, la inteligencia no se podría medir.
Es que no se puede medir: los test fueron un invento supremacista. En realidad, el talento es tan personal como la huella dactilar y hay tantos modos de ser inteligente como personas. No se trata de cuán inteligente eres, sino de qué modo eres inteligente.
Al final, el talento no paga las facturas.
Si haces algo a disgusto, acabas haciéndolo tan mal que al final no podrás ni pagar las facturas. Y eso pasa en la economía global: las tareas que se hacen de forma rutinaria acaban yéndose al país donde las hacen por menos. Sólo quien innova retiene el valor.
¿Tan mal ve usted la educación?
a le he dicho que la educación se ha reformado, pero no se ha  transformado. Y no pido que se exija menos en el cole, sino más al cole: debemos concentrarnos en localizar y potenciar ese talento único de cada uno. Nuestra escuela aún genera uniformización, pasividad y conformismo.
Es que también hay cada alumno...
Pero todos tienen un potencial, porque ser creativo no es un don que tienen algunos elegidos; es lo que nos hace humanos. Si eres persona, eres creativo. Y se aprende a ser más creativo como se aprende a leer. Es una facultad innata que todos desarrollamos.
¿Cómo se desarrolla la creatividad?
¿Cuántos sentidos hay?
Oído, vista, olfato, tacto, gusto...
Y el sentido del equilibrio; el cinestésico o propiocepción (la percepción de uno mismo y su relación con el espacio)... Y está además el termoceptivo... Pero ¿sabe por qué usted ha pensado sólo en los cinco sentidos?
¿...?
Por comodidad, que es la enemiga de la creatividad. Cuando algo nos parece evidente, no hacemos ningún esfuerzo por entenderlo. Así que usted me ha repetido los cinco sentidos y así se ha perdido la posibilidad de repensarlos y descubrir otros.
¿Y si no descubro mi supuesto talento?
Para empezar, no se ponga límites, y menos en el tiempo. La creatividad, como la vida, no es lineal. Puedes ser un niño creativamente viejo o un nonagenario creativamente joven. Y cada día el cerebro es diferente.
Sí, pero ¡qué hago para descubrirlo?
Lo estoy investigando ahora mismo. Se trata de hacer dos viajes: uno hacia el interior de ti mismo y otro hacia el exterior para proyectar tu talento. Y no son trayectos siempre consecutivos: pueden ser simultáneos.
Deme más pistas.
Conózcase. Y si usted quiere conocer a alguien: ¿qué hace? Pasar tiempo a solas con él: pase más tiempo conociéndose.
¿Y cuando me conozca?
Llegará un momento en que disfrutará de su propia compañía. Entonces encontrará y podrá sacar partido a su propia tribu creativa.
¿Quién es mi tribu creativa?
Las personas con quienes puedes ser tú mismo: generaciones literarias; equipos de investigadores; bandas rockeras o colegas con quienes inventas cosas: son quienes se aceptan y reconocen mutuamente el talento y lo hacen crecer juntos.
¿Puede ser sólo un amigo?
Fue mi caso: un profesor vio talento en un chaval poliomelítico de barrio y apostó por él. Tu mentor y tu tribu son quienes saben ver en tus fallos la semilla de tus éxitos.
¿Cómo me ejercito?
La creatividad es inteligencia aplicada a una tarea concreta y compartida con complicidad: genio solitario es un oxímoron.
¿Y el esfuerzo, el sudor, las lágrimas...?
Esfuerzo, claro, el mismo que hace un niño para ganar una carrera en el cole: sufre, pero también se divierte. La diversión incluye el sudor, pero nadie arriesga, innova ni experimenta si no disfruta haciéndolo.
Pues deme algunos truquillos...
Invente nuevos juegos con los juguetes de siempre; juegue a médicos con plumas de indio; replantee lo obvio hasta que deje de serlo... No acepte nada de antemano ni dé nada por sentado. Y compártalo todo.
¿Y si me roban las ideas los colegas?
Regale sus ideas y verá cómo por ensalmo aparecen otras mejores aprovechando el espacio que dejaron las que regaló.
¿Y si se ríen de mis ideas?
¡Ríase con ellos! Crear no es algo que te pasa, sino lo que haces cuando te pasa algo.
¿Cómo sé que he llegado?
Porque ser creativo no quita energía: la da. Las horas parecen minutos; las ideas fluyen y tú con ellas. Estás fuera del mundo y al mismo tiempo dentro de él.

¡No pienso trabajar!
¡Paro, no! ¡Trabajo, tampoco! Trabajo es una palabra odiosa ya en su origen (tripalium: los tres palos donde se ataba a los esclavos para azotarlos). Marx demostró que ese estúpido esclavismo no fracasó por inhumano, sino por ineficaz. Otro Marx, Groucho, puso en evidencia a los esclavos de la rutina mental. Y sir Ken Robinson nos ayuda hoy a descubrir nuestro talento y realizarlo en libertad ¿con esfuerzo, pero también con placer¿ hasta ser innovadores... Y prósperos. Espero que esta segunda entrega* de la entrevista a sir Ken ¿solicitada por un puñado de amigos lectores¿ sirva también como felicitación navideña de quien aquí no trabaja, sino que goza cada día entrevistando para ustedes.

*La primera entrega se puede leer en la siguiente dirección:
http://wwwvivencias12.blogspot.com/2010/11/la-creatividad-se-aprende-igual-que-se.html


  Existe un vídeo en la red de Ken Robinson que se ha convertido en algo muy emblemático para todos los que creemos que fomentar la creatividad en las escuelas debería ser su principal objetivo. ¿Te apetece verlo?


¿LAS ESCUELAS MATAN LA CREATIVIDAD ...?
 
 





  Eduard Punset en  "Redes"  entrevistó a Ken Robinson (emitido el 13-3-2011). El título del programa, "El sistema educativo es anacrónico", lo dice todo. ¿Te apetece verlo...? Si es así pincha sobre el siguiente link:
http://www.redesparalaciencia.com/4593/redes/2011/redes-87-el-sistema-educativo-es-anacronico

William Rodríguez, de barrendero a héroe americano del 11-S

 “Tengo 49 años. Nací en Puerto Rico y vivo en Nueva Jersey. Me casé con una reportera y tengo dos hijos, todo a partir del 11-S. Soy conferenciante y presido la Asociación de Víctimas Hispanas del Terrorismo. Pasé de agnóstico a creyente cuando me sacaron de los escombros.”


Entrevista en "La Contra" de "La Vanguardia" 13-12-2010


¿Su vida antes del 11-S?
Dejé Puerto Rico en busca de una oportunidad en EE.UU. como ilusionista, pero cuando llegué me di cuenta de que había demasiados magos y acabé de
barrendero en las Torres Gemelas.

Fueron veinte años.
Los primeros diez limpiaba la oficina del gobernador Mario Cuomo.

 ¿Era usted feliz?
Me encantaba el baile y las mujeres, ayudar a los demás no se me pasaba por la cabeza. Era el encargado de limpiar las escaleras de toda la Torre Norte ( 110 pisos). Aquella mañana, 11 de septiembre, llegué media hora tarde y eso me salvó, porque yo desayunaba en la cafetería, arriba, con mis amigos.

 La vida es arbitraria.
Estaba en el sótano, una explosión nos levantó del suelo: el techo se derrumbó y comenzó a caer agua. Vi venir a un hombre gritando con las manos extendidas de las que colgaba algo ensangrentado: era su piel
arrancada desde las axilas hasta los dedos.

Ahórrese los detalles, por favor.
Nadie quería tocarlo por el miedo al sida, lo envolví en toallas. ¡Pam!, otra explosión. En la oficina había catorce personas histéricas.

 Tomó el liderazgo.
Sí, los conduje fuera del edificio y entonces miré arriba y vi el agujero, el fuego y el humo. “¡Mis amigos del restaurante!”, grité, cogí la radio de un policía y entré en la Torre Sur, donde estaba la oficina de emergencia.

 ¿Vacía?
Sí. Empecé a sacar a gente: una muchacha que no quería irse por miedo a que la despidieran; dos hombres atrapados en un ascensor, pero en los 103 ascensores había muchos más: sus gritos todavía me despiertan.

 Consiguió salir, ¿y entró de nuevo?
Varias veces. Yo tenía una de las cinco llaves maestras del edificio, el resto las tenían los expertos en evacuación del edificio, pero fueron los primeros en salir corriendo.

 Usted abrió las salidas de emergencia.
Sí, para que los bomberos evacuaran a la gente, muy malherida, llena de cristales; las comunicaciones no funcionaban, sólo dos frecuencias para todos los bomberos, por eso murieron tantos, nunca recibieron la orden de abandonar el edificio.

 Siguió subiendo.
En el piso 33 encontré a una señora paralizada a la que pude salvar; volví: en el 39 encontré a un parapléjico y un policía me pidió que lo sacara.

 ¿Por fin salió?
Cuando llegue fuera, la Torre Sur ya había caído, había polvo por todas partes. “¡No mires atrás y corre!”, me gritaba la policía.

 Y miró, claro.
Sí, y vi la montaña de gente que se tiró por las ventanas, masa de carne y jirones de tela. Reconocí a la señora del piso 33 partida por la mitad y me puse a llorar. El edificio temblaba, me tiré debajo de un camión de bomberos justo antes de que se derrumbara y quedé atrapado durante cuatro horas.

William muestra la llave maestra que usó
para  salvar de la muerte a muchas personas
 Fue el último hombre vivo en salir.
Me rescataron ileso. Justo después los neumáticos del camión explotaron. Entonces me encontré con un micrófono en la cara. Mi historia dio la vuelta al mundo, y a la semana, en el centro de ayuda a las víctimas, los hispanos me pedían que los tradujera. Eran tantos que decidí organizarlos, y así se creó el primer grupo de supervivientes del 11-S. Lo que aprendí limpiando la oficina del gobernador me fue muy útil.
 ¿Por qué lo hizo?
Era mi respuesta a la pregunta de por qué yo sobreviví y no ellos, todos mis amigos. Yo era la imagen de los anuncios de la Cruz Roja para recaudar dinero para los 2.274 emigrantes que no fueron contados, ya sabe: camareros, limpiadores, cocineros.

 ¿Qué recibió usted?
Nada, e invertí todos mis ahorros yendo a Washington para pelear por las víctimas porque era lo que me mantenía fuera de la angustia. Así que acababa las conferencias de prensa, me quitaba la corbata y me iba a vivir debajo de un puente.

 ¿Un héroe nacional bajo un puente?
Hasta que alguien llamó a la BBC y se montó el escándalo. A partir de entonces creé mi propia organización. El dinero de las conferencias es para los damnificados, salvo un 20% que me reservo para vivir.

 ¿Qué aprendió?
Que ante las dificultades debes mantener tu visión de lo que es correcto, que la compasión humana es más duradera que la violencia, que ayudar a los demás te sana. Si me hubiera encerrado en mi dolor, ahora estaría recibiendo ayuda psicológica.

 ¿Qué les dice a los jóvenes?
Que la motivación, la disposición y el entusiasmo han hecho que un barrendero cambiara la vida de muchas personas, ¡qué no podrán hacer ellos bien preparados!

 Le ofrecieron una concejalía.
Sí, pero preferí ser activista. Había visto el sancocho de porquería que se cocinaba en las oficinas del gobernador.

 ¿Cuál ha sido la gran lección?
Ser consciente de que vivo un tiempo prestado. Si se acaba mañana estoy en paz, he hecho lo correcto y estoy preparado para lo que venga, ya nada me sorprende.

 ¿De dónde le surgió tanta empatía?
De la desesperación. El que lavaba platos murió igual que el directivo, pero a una familia le daban tres millones de dólares de indemnización y a la familia del lavaplatos, 100.000 dólares. No era justo.




                          Vivir para contarlo
     Antes de que el edificio se le cayera encima, salvó personalmente a quince personas y colaboró con los bomberos en la evacuación de centenares atrapadas en las Torres Gemelas. Consiguió que parte de los fondos del 11-S fuera para la comunidad latina y recaudó más de 120 millones de dólares para las víctimas inmigrantes, pobres, sin seguro o sin empleo, pese a que él, héroe nacional, estaba viviendo debajo de un puente. Hollywood le ofreció hacer una película de su vida (¿...Una gringada que me hubiera sacado de la calle, pero vendiendo mi alma¿). Ha narrado su historia en el II Congreso de Jóvenes 'Lo que de verdad importa', organizado por Además Proyectos Solidarios en Barcelona.
  
      Si te apetece oír y ver al propio Guillermo Rodríguez contar su vivencias en el  mismo11 S y en su camino después como defensor de las víctimas hispanas, te invito a ver este vídeo:




"Cuando haces cosas que te dan miedo, creces"

   Son palabras de Robin Sharma, autor del libro "El monje que vendió su Ferrari". Fue entrevistado en "La Contra" de "La Vanguardia" por Ima Sanchís, si te apetece leerlo pincha sobre su nombre.
       Existe un audiolibro de "El monje que vendió su Ferrari", si te apetece escucharlo pincha en la siguiente dirección:
http://utopia-virtual.com/?p=47