"En bicicleta conviertes la belleza en el mejor camino"

Òscar Patsí, bicipredicador; alaba las virtudes de ir en bicicleta en colegios y congresos

Entrevista en “La Contra” de  “La Vanguardia” realizada por IMA SANCHÍS  - 20/09/2010

48 años. Nací en La Seu d´Urgell y vivo en Canet de Mar. Soltero. A los 16 años ya trabajaba en una fábrica de quesos. Soy celador en el hospital de Bellvitge. Peatones y ciclistas no deben compartir la Diagonal. ¿Queremos menos polución? Pues a crear un carril bici entre árboles

¿Celador? 

Mozos de personas. Ayudo a  movilizar al enfermo, a limpiarlo, levantarlo, acostarlo. Si está excitado, yo me encargo de atarlo; si llora, lo consuelo. Si se muere, lo bajo al depósito. 

 

Existen dos realidades: la salud y la enfermedad. Este sistema vive de espaldas a la segunda, que es potentísima. Pero mucha gente es responsable de su enfermedad. 

Afirmación cruel. 

Si no te mueves un poco, lo pagas caro. En un hospital confluyen todos los errores: la velocidad, el vivir acelerado, el no hacer ejercicio, el egoísmo que te carcome.... 

¿Por eso acude usted en bicicleta? 

Yo voy a todas partes en bicicleta. No hay nada más surrealista que llegar a la ciudad de los enfermos: es un gran parking, no hay un triste columpio. De cuatro mil, sólo siete acudimos al hospital en bicicleta. 

¿Haciendo proselitismo de la bicicleta? 

Es la misión que me he impuesto, porque he descubierto el elixir de la eterna juventud y tengo la obligación de compartirlo. 

Pues adelante, convénzame. 

Es como la pastilla roja de Matrix, hay que probarlo, has de hacer ese pequeño esfuerzo (ya seremos perezosos cuando estemos muertos). Las ventajas de desplazarte en bicicleta son casi inmediatas. 

Exagera. 

En seis meses te ha cambiado el cerebro y el cuerpo. Y tenemos la obligación moral de dejar la casita limpia para los que vienen detrás. La bici es un vehículo para cambiar las cosas y cambiarte a ti. 

 

No sólo te mueves de forma más ágil, también te simplifica la vida: cargamos con mucho lastre innecesario. Aprendes a ser más austero, de alguna forma te vuelves más amable, estás en forma (sensación maravillosa), bronceado, te sientes libre. 

No es tan sencillo pedalear por una ciudad llena de coches. 

Por eso hay que hay abandonar los rinocerontes cuyas heces están formadas por monóxido de carbono, hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y partículas minerales. Este envenenamiento del aire causa cinco veces más muertos que los accidentes que provoca. 

Espeluznante dato. 

Y los mayores y los niños - que están justo a la altura de los tubos de escape-se llevan la peor parte. Veneno puro, pero como los anuncian en la tele, la gente no se siente culpable. Es una locura que un señor vaya a recoger a su hijo de 15 kilos con 3.000 kilos de acero envenenando el aire. 

Y usted pretende la revolución de las mariposas. 

Encontré en los lepidópteros el mejor ejemplo, porque son bichitos frágiles, preciosos, llenos de colores, capaces de recorrer 10.000 kilómetros tranquilamente, sin molestar, embelleciendo el paisaje y nunca en línea recta, sino a su libre albedrío. 

También los hay que embisten. 

Silencio, ausencia de peligro, incremento de los reflejos, salud, sabiduría... 

¿Sabiduría? 

Sabes dónde vives, dónde está el pan que te gusta, el mejor café... conoces todos los rincones. Crece tu capacidad de observación, multiplicas la curiosidad y terminas por convertir la belleza en el mejor de los caminos. 

Para mejorar nuestro conocimiento, decía Descartes, debemos aprender menos y contemplar más. 

La gente no suele conocer ni su barrio: se levantan cogen el coche o el metro, llegan al trabajo, comen el menú de siempre, y por la noche recorren el mismo trayecto, y si paran para hacer alguna compra, lo hacen en los cuatro sitios de siempre. 

Somos criaturas de costumbres hasta el hastío. 

Hay ciudades que tienen la bicicleta muy asumida, aprendamos de ellas: Amsterdam, Bruselas, Pescara; en Alemania puedes cruzar el país en un carril. Ciudades en las que la gente va a comprar y a buscar a los niños al cole en bicicleta, en las que mandan las personas por encima de las máquinas. 

Ha sido camarero, mensajero, operario de telefónica, conductor de grúa…  

Y comercial de cafeteras, espía, figurante de cine, pintor de brocha gorda y de pincel de oreja de buey, repartidor de yogures, operador de línea erótica, músico de la calle… 

¿Cuál era su instrumento? 

Hacía percusión con la bicicleta. Llegué a tocar en algún club de jazz. Soy un superviviente. Yo quería ser periodista, aquel sueño acabó convirtiéndose en un blog donde cuento mis vivencias pedaleando. Soy celador el fin de semana y el resto, un artista sin éxito. Me dedico a lo mío. 

¿Qué es lo suyo? 

Escribir, pasear, ir a nadar, recibir a los amigos, recibir a las princesas. 

¿Seduce con su corcel metálico a princesas andantes? 

Yo para el cortejo realizo la Verónica (la sigues, la adelantas, la rodeas sin agobiar y te vas). Y hay que saber utilizar el timbre. 

... Que no es un claxon. 

Es una cajita de música que alberga un pequeño violinista que reproduce una única nota: un primoroso do. Estoy frente al semáforo, junto a un bebé: me toco la nariz y suena un do, me toco la oreja y vuelve a sonar. El niño ríe y la madre sonríe. Hemos venido aquí a embellecer el mundo. 

A paso de mariposa

"No te importa la lluvia porque se respira mejor, te encanta la primavera porque puedes oler las flores, no te preocupa el frío porque tienes ropa de abrigo, no te preocupa el calor. No te preocupa el tiempo porque no lo pierdes, no te preocupa el dinero porque para moverte no lo necesitas", este poeta de la bicicleta cantó durante 19 meses en su blog, La revolución de las mariposas (convertido en libro por Ed. Icària), el goce de ir por la ciudad a paso de mariposa, alegato para sumar más ciclistas a su personal revolución urbana para conquistar una ciudad más habitable. "Es imposible hallar el equilibrio cuando uno no se mueve por sí mismo, cuando le llevan y le traen como a un paquete"

"Vivimos dentro de un gran agujero negro"

Nassim Haramein, investigador, fundador de la Resonance Project Foundation

Entrevista en “La Contra” de “La Vanguardia”  realizada por IMA SANCHÍS  - 17/09/2010

48 años. Nací en Ginebra y vivo en Hawái. Casado y con dos hijos. He estudiado física durante 25 años de forma autodidacta. Todo está conectado con todo y debería tenerse en cuenta a nivel político. Las creencias espirituales son la física que todavía no hemos entendido

El sueño de todo físico es hallar la teoría que explique el  comportamiento de lo grande (universo) y de lo pequeño (átomos). 

Tenemos la física cuántica para lo pequeño y la relatividad para lo grande. 

Y no concuerdan. La física cuántica predice espacios finitos, y la teoría de Einstein, una curvatura continua. Mi teoría holofractográfica es válida para lo grande y lo pequeño. 

Pues explíquemela como se la explicaría a su hijo de cinco años. 

Imagine que en el centro del átomo (protón) hay un miniagujero negro (que es lo que ya predecían las ecuaciones de campo de Einstein), que es el que genera la fuerza de atracción que mantiene el átomo unido. 

Descríbame agujero negro.

Según la teoría convencional, es una masa con tanta energía, atracción gravitatoria, que la luz no puede escapar de él. Según mi teoría, para la que he modificado las ecuaciones de campo de Einstein, hay una parte que se contrae y otra que irradia. Hay un agujero negro dentro de un agujero blanco. 

¿Lo acepta la física? 

Acepta los dos agujeros, pero no uno dentro del otro. En mi teoría, cuando miramos una estrella estamos viendo lo que irradia - la parte blanca-de un agujero negro. 

Pero una estrella no es un agujero. 

En la física convencional no, pero según mi teoría siempre tiene que haber algo en el centro de las cosas que las esté atrayendo, sujetando: es lo que llamamos gravedad; pero la física cuántica dice que no funciona en las partículas elementales. 

Entiendo, entonces en medio del Sol hay un agujero negro, y de la Tierra... 

Sí, igual que en medio del átomo. El universo está hecho de escalas de agujeros negros. Vivimos dentro de un agujero negro al que llamamos universo. 

¿Sabría explicarme de dónde sale la materia? 

Este es uno de los grandes problemas: la fuente de la masa no está definida en física; es decir, que la fuente de lo que entendemos por realidad no está definida. 

Sin embargo, el vacío sí está definido. 

Sí. En el universo el 99,99999% es vacío, y toda la materia se compone de 99,99999% de vacío. Pero cuando miras el vacío a nivel cuántico descubres que es extremadamente denso en energía. En mis ecuaciones, el vacío es la fuente de la materia. 

El big bang es eso, ¿no? 

El big bang no explica cuál es la dinámica que provoca que ese momento de impulso suceda. Según mi modelo, la materia sale del vacío y vuelve al vacío, está en continuo proceso de creación. La materia está siendo creada por agujeros negros en el centro de galaxias, e incluso en el centro de la Tierra. 

¿Nuestro planeta crece? 

Eso dicen algunas teorías, que son mucho más precisas que la teoría del movimiento tectónico de placas. Si redujéramos la Tierra al 65%, todos los continentes ajustarían perfectamente. Pero, resumiendo, le diría que el vacío está lleno de energía y que se va dividiendo en varias escalas debido a patrones de interferencia de ondas. Esa división genera desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande. 

¿Escalas de qué? 

De condiciones de límites: un universo, un quasar, una galaxia, un planeta, un átomo. La energía irradiada por los agujeros negros es lo que vemos como campos magnéticos o electromagnéticos, y decimos "ahí hay algo" e identificamos un átomo aunque sólo sea vacío con un poco de radiación. 

Le sigo. 

En cada átomo tenemos la información de todos los otros átomos del universo. Cuando hice el calculo de cuánta energía existía en el protón (el núcleo de un átomo), el resultado fue la masa exacta del universo. 

¿Y eso qué demuestra? 

Toda la información de todos los protones del universo está presente en cada protón a través de la vibración del vacío. Debido a esta información, los sistemas (la biología, los planetas...) pueden autoorganizarse. Hasta hoy, la biología no se explicaba a través de la física. 

¿Así nace el ser humano? 

La consciencia es la relación entre la expansión o radiación y la contracción: la información que sale se comparte con el universo y vuelve a nosotros. 

Esotérico. 

Todo es un constante feedback de información. Usted está hecha de átomos que están en comunicación con el resto de los átomos del universo, así que absorbe información y la irradia. Es una explicación física, mecánica, de cómo puede suceder la conciencia en el mundo físico. 

La retroalimentación. 

En el artículo más reciente que he publicado, "El protón de Schwarzschild", explico cómo el protón, a través de su miniagujero negro, extrae energía del vacío para producir su masa, y lo que irradia es electromagnetismo. Es decir, que la fuente de la materia atómica es el vacío. Eso significa que tenemos la base para la creación. 

Eso es mucho decir... 

Conocer la estructura geométrica del vacío nos permitiría obtener energía del vacío cuando todavía no se ha convertido en materia. ¡Infinita cantidad de energía!, que nos permitiría incluso crear materia y viajar a través de las estrellas. 

Controvertido

Con 9 años empezó a gestar su teoría del universo holofractográfico; se ha pasado la vida investigando la geometría fundamental del hiperespacio, física teórica, cosmología y mecánica cuántica, pero nunca se tituló. Ha elaborado su teoría con la física Elizabeth Rauscher, merecedora de varias medallas por sus contribuciones a la física de agujeros negros. Pese a ello, su teoría (que se deshace de la mayor parte de la teoría cuántica) es muy controvertida, aunque hay físicos teóricos que la avalan: el jurado presidido por el profesor Daniel M. Dubois, de la Universidad de Lieja, le otorgó el Best Paper Award 2009, de la Asociación Chaos. Mañana da una conferencia de ocho horas en el auditorio Axa Wintertur, en Barcelona. 


“Sudbury Valley School”, la encarnación viva de la democracia en la escuela

        Nadie mejor que una maestra, que no permitió al sistema educativo  desencantarla de la pedagogía, para describirnos una escuela muy “diferente”. Adriana quedó muy ilusionada con su visita y ahora nos permite vivirla junto a ella.

Adriana Bertran Anía. Barcelona, 1985. Licenciada en Filología Hispánica e Inglesa. Trabajar como profesora de secundaria le ha llevado a cuestionarse profundamente el sistema educativo y a moverse para descubrir y aplicar alternativas. Actualmente, viaja conociendo proyectos y apoya colectivos de profesores.





                Sudbury Valley School se creó en 1968 en Framingham (Massachusetts, EEUU) sobre la base de una confianza total en que el niño puede aprender por sí sólo todo aquello que realmente necesita aprender. Sus aproximadamente 200 alumnos de entre 5 y 18 años se enfrascan en actividades escogidas por ellos mismos sabiendo que la responsabilidad de su aprendizaje es suya y sólo suya. Pueden moverse libremente por la enorme casa, jardines y granero que constituyen el espacio de la escuela, cotillear y aprender de lo que están haciendo los demás, o pedir ayuda a un adulto cuando la necesitan. Las estancias se han ido acomodando a los intereses que surgían en grupos de alumnos: por ejemplo, donde en los 70 se curtía piel ahora hay un estudio de grabación y edición musical. Los más pequeños generalmente juegan al aire libre, usan el torno de barro, atrapan insectos o pescan en el lago; mientras los mayores leen, charlan, tocan instrumentos, hacen pastelitos para recaudar fondos para sus proyectos, usan Internet, se enseñan juegos o se preparan para el examen de entrada a tal o cual Universidad.
Libertad de elegir lo que se aprende
                Los alumnos no sólo son responsables de su propio aprendizaje; también lo son del funcionamiento de la escuela. En esta pequeña pero compleja democracia, el órgano central es el School Meeting, una reunión semanal donde se decide prácticamente todo: en qué invertir el presupuesto, qué profesores se vuelven a contratar el año que viene, modificaciones al Libro de Leyes, etc. En esta reunión, moderada por un alumno, todos los miembros de la comunidad educativa tienen voz y voto: no importa si se trata de una niña de 5 años, un adolescente de 13 o un profesor de 55. Cuando hay funciones que superan al School Meeting, se eligen comisiones.
                Entre dichas comisiones destaca el Judicial Comittee, que se encarga de investigar las infracciones y problemas de convivencia entre miembros (con el Libro de Leyes de la escuela a mano) y proponer sanciones. Está formado por 5 alumnos voluntarios, más un profesor que cambia cada día –de forma que los que realmente saben lo que se cuece son los alumnos– . Así, un alumno que haya estado comiendo en la biblioteca puede recibir la sanción de no poder entrar en ella durante dos semanas, por ejemplo. Lo que en otros centros llamaríamos “problemas de disciplina” de los adultos para con los niños se convierte en la eterna pregunta de dónde termina mi libertad y empieza la del otro; un dilema mucho más cercano a cómo funciona la vida en comunidad fuera de lo escolar.
Decisiones tomadas en consenso
                Una escuela así, sin exámenes, sin notas, sin horarios ni materias ni currículum, difícilmente podría ser homologada o siquiera legal en la mayoría de países europeos (empezando por el nuestro). Sin embargo, las leyes del estado de Massachusetts delegan la competencia educativa al nivel municipal, y el ayuntamiento de la ciudad de Framingham en su día permitió que este experimento llevara el nombre de “Escuela” y otorgara un certificado de estudios homologado. Para graduarse, los alumnos deben escribir una tesis explicando qué han aprendido y por qué creen estar preparados para dejar la escuela, y defenderla ante un tribunal formado por profesores de otras escuelas que siguen el modelo Sudbury (actualmente, unas 40 en todo el mundo).
Aprender disfrutando
                Sin embargo, esta libertad no está exenta de contradicción. Se trata de una escuela privada, financiada únicamente a través de las cuotas de las familias y las donaciones de particulares. Por lo tanto, no es una escuela que toda persona pueda permitirse. Al ser preguntados por separado sobre este tema, la respuesta de los padres y los profesores fue la misma: “somos la escuela privada más barata de todo Massachusetts; si fuéramos del Estado no nos dejarían hacer lo que hacemos”. Una contradicción muy estadounidense, en que la libertad viene pareja con una cierta capacidad económica.
                Durante mi visita, tuve la oportunidad de charlar largo rato con Daniel Greenberg, ex profesor de Harvard y uno de los fundadores de la escuela. Escuchó mi interés por las alternativas educativas, y me dijo: “Hay una cosa que diferencia sustancialmente una propuesta pedagógica alternativa de otra. Una cosa que o se tiene o no se tiene. O confías en las capacidades y el juicio del alumno, y por lo tanto le otorgas libertad y responsabilidad; o desconfías y por lo tanto lo haces todo en su lugar, decides qué tiene que aprender, cómo, cuándo, y cuánto lo ha conseguido. O empoderas, o desempoderas. Y confiar es muy, muy difícil. Sé que si ofreciéramos una hora al día de las asignaturas “básicas”, lengua y matemáticas, tendría el triple de alumnos. Pero entonces no tendría sentido; no estaría confiando en que todo eso, nuestros chavales ya lo acaban aprendiendo por sí solos.”
Sin segregación por edades
                Un rato después, vi a Daniel Greenberg charlar con una niña de 5 años que le decía que llevaba tres tiritas: una en cada mano, y otra en el codo. Él le prestaba el mismo nivel de concentración y atención que me había prestado a mí para filosofar sesudamente sobre educación. Sencillamente, se tomaba en serio el tema de las tres tiritas; no se reía de la niña pensando “qué mona” ni “qué pesada” ni “qué cosas tiene”. La niña estaba tranquila, y en sus ojos podías ver que se sentía importante, que se sentía digna de atención por ser como era y vivir lo que estaba viviendo.
                Viendo esta sencilla interacción, algo en mí lloró de rabia y de alegría. Rabia, por todas esas veces en que los adultos vertemos nuestra inconsciencia sobre los niños en relaciones limitadoras, sintiéndolos personas inferiores e incomprensibles que hay que moldear. Alegría, por ver este simple ejemplo de que somos capaces de hacer las cosas de otra manera.

Adriana Bertran
insulas@googlemail.com (si alguien tiene preguntas o comentarios, por favor enviadlos a esta dirección)

Links:

·        Sudbury Valley School: http://www.sudval.org/

·        “Manifiesto” en vídeo por una educación democrática: http://www.youtube.com/watch?v=S_LbZ3XcfK4&feature=player_embedded